Género

Desafíos de las mujeres en las ciudades: El cuerpo, lo público y el poder

By 29 marzo, 2023 No Comments

En el marco de conmemoración del 8M, el equipo del área Género y ciudad de Despacio se unió a los objetivos promovidos por la ONU para el 2023 y a su lema Igualdad de género hoy, para un mañana sostenible. Con un nuevo capítulo en “D/Espacio”, el Twitter Space de Despacio, se promovió el debate alrededor de las tensiones que surgen a partir de deconstruir los estereotipos de género en las ciudades y otros desafíos pendientes que obstaculizan la garantía de los derechos de las mujeres en términos de igualdad de oportunidades en las ciudades, donde la mujer continúa siendo objeto de discriminación. 

En esta línea, se abordó la conversación desde 3 aspectos: el cuerpo, lo público y el poder; donde resalta el hecho de que “no pasaría por la cabeza de un hombre planear cómo se viste en función de cómo se va a desplazar ese día… al igual que la comunidad LGBTIQ+ son experiencias fundamentalmente distintas, pero ambas sufriendo una censura y limitación de nuestra libertad en la ciudad…” como señala Adriana Zenteno, ex directora de Movilidad en la Alcaldía Miguel Hidalgo en CDMX y consultora en movilidad y desarrollo urbano sostenible, haciendo referencia a la sexualización del cuerpo femenino y la concepción de su papel dentro de la ciudad a partir de sus características físicas, donde es evaluada dentro de una sociedad regida por estereotipos. 

A esta conversación también se unió Juliana Martínez, ex secretaria de las mujeres de Medellín, quién trabajó para el Ministerio del Interior en políticas públicas de lucha contra la trata de personas y enfoque de género aplicado a las víctimas del conflicto. Juliana planteaba la pregunta “¿Cuáles son los espacios permitidos y vetados para las mujeres?”.  Para ella, “…el cuidado, la maternidad y las labores domésticas son tareas asignadas tradicionalmente a las mujeres de manera remunerada y no remunerada, la ciudad no está construida para facilitar esas tareas femeninas por excelencia…” y adicionalmente a esta labor, “la sexualización del cuerpo termina ubicando a los grupos que se dedican a actividades sexuales pagadas en lugares específicos con precauciones muy particulares que perpetúan esta discriminación…” centrando la atención en “Cómo el cuerpo, que tiene una faceta individual, es leído de forma distinta según el uso, consumo y apropiación que hacen de la ciudad…”.

En cuanto a lo público, la resignificación de las labores del cuidado, fundamentales para el sostenimiento de la sociedad, también se ha configurado como una actividad que se da en espacios urbanos desadaptados que no asisten las necesidades de las mujeres que maternan, realizan viajes de cuidado o mujeres con distintas condiciones, lo que supedita la experiencia femenina a lo privado y doméstico, reforzando las ideas de la construcción de una ciudad binaria. Sobre esto, Juliana resalta el caso de Bogotá y el sistema Distrital del Cuidado con “Las Manzanas del Cuidado” que están “acogidas en localidades donde no es suficiente la oferta de servicios para los cuidados y también para el cuidado de las mismas cuidadoras… allí las cuidadoras pueden tener lugares de (y tiempo) de esparcimiento, disfrute, de ocio, de formación, precisamente para contrarrestar esa “pobreza de tiempo” y la apropiación del espacio público para estas tareas y el reconocimiento del cuidado con mayor seguridad, participación, equidad, confort, relajación para las mujeres y un acceso a los espacios de poder… “.

Finalmente, Adriana Zenteno añade la necesidad de “superar esta visión binaria de las tareas productivas y reproductivas históricamente asociadas a labores femeninas relegadas a la esfera doméstica y afrontar el cambio de paradigma” resaltando su proyecto de “Bici-mamás” como parte del programa de Lideresas Urbanas de WIM, “un proyecto que brindó capacitación a madres de familia y adicionalmente otorgaba una bicicleta gratuita con silla y casco para infante y canasto para bultos” para una movilidad “adaptada a tareas de cuidado, acompañamiento de infantes y tareas de consumo y compra de servicios.

Por último se abordó la experiencia de la mujer desde el poder, su reconocimiento oficial y público, donde siguen existiendo tensiones alrededor de las características que pueden interseccionar y oprimir esta experiencia como: la raza, la edad, las condiciones físicas, nivel académico, socioeconómico y las condiciones laborales. De esta manera, se reconoce oficialmente la igualdad de las mujeres en la gobernanza y planificación de la ciudad contemporánea, lo que permitió abrir el debate a preguntas como “¿Cómo se coordinan las demandas entre grupos activistas de mujeres y programas institucionales? ¿Cómo crear programas que perduren más allá de lo político y empoderen a las mujeres a largo término?”. Interrogantes planteados por Berta Fernandez Gallego, quién está realizando sus prácticas de Maestría y apoyó la realización de este espacio junto con Sara Arboleda, arquitecta y asesora de proyectos en Despacio. 

Finalmente, Adriana afirma que “deben existir cuotas afirmativas para re-equilibrar la participación…Ser activista, en su caso, fue el motivo para ser invitada a participar en gobiernos, debido a la experiencia añadida a los estudios en ciencia política, claves para una mejor gobernanza que gracias a su gran inquietud mientras estuvo en el cargo fue propiciar un mayor acercamiento a la sociedad civil “…“bici-mamás” en conjunto con “bici-tecas”; una organización de la sociedad civil con más de 20 años de experiencia promoviendo el uso de la bicicleta que estaban impulsando un programa de capacitación para mujeres y mamás…”. 

En el caso de Juliana Martinez y el movimiento de Mujeres en Medellín hace referencia al “entramado institucional en el que el movimiento de mujeres de la ciudad ha buscado incidir, a pesar de las limitaciones que suponen las normas y procedimientos de las autoridades… Existe en la ciudad una Agenda de Derechos de las Mujeres para que los candidatos a la Alcaldía se comprometan a llevarla a cabo cuando lleguen al cargo”, lo que facilita la representación de las mujeres en posiciones de decisión, abrir nuevos espacios de participación y las cuotas logran efectos positivos si los partidos y organizaciones están obligadas por ley a aplicarlas y si hay personas dedicadas exclusivamente a garantizar su aplicación (“enlaces de género”). Juliana cierra con una reflexión sobre la necesidad de generar un sistema más equitativo y la necesidad de un cambio cultural. 

A continuación, se mencionan algunas conclusiones sobre este espacio que servirán para continuar repensando una ciudad contemporánea más equitativa, justa, igualitaria e incluyente: 

  • Los patrones de movilidad de las mujeres exponen la experiencia femenina mucho más al espacio público.
  • La sexualización del cuerpo femenino en el espacio público ha vuelto más vulnerable las formas de experimentar la ciudad.
  • El diseño desde la planificación urbana es ajeno a las necesidades de las mujeres con responsabilidades de cuidados.
  • La ciudad es una plataforma para la democratización de los cuidados y la visibilización de las labores de cuidado.
  • El poder y la presencia de mujeres en la toma de decisiones no sólo deben visibilizar sus necesidades, sino también proponer soluciones.
  • Los esquemas de gobernanza con una transversalización del género imprimen una perspectiva de género multidimensional (educación, movilidad, salud…) e implica que las ciudades se transformen culturalmente para disminuir la brecha de género.

Texto escrito por Sara Arboleda y Berta Fernández.