Vida

A 72% de las personas le gustaría que las labores de cuidado fueran más equitativas

En Bogotá, durante el cuarto trimestre del 2019, las mujeres dedicaron en promedio 26,7 horas semanales al trabajo de cuidado mientras que los hombres dedicaron 11,2 horas semanales (OMEG, 2019). Durante la época de la pandemia se ha generado una recarga de trabajo en los hogares que generalmente recae sobre las mujeres, desencadenando inequidades en la asignación desproporcionada de las labores del hogar, sin involucrar a los demás miembros de la familia de manera igualitaria (Ministerio de Salud, 2020). Esto sucede también en otros países. En una encuesta realizada por Leanin a 3117 adultas(os) en Estados Unidos, se encontró que “las mujeres están haciendo significativamente más tareas domésticas y cuidados que los hombres durante la pandemia y, como resultado, están mostrando signos de ansiedad y agotamiento” (Leanin, 2020). 

Esto resulta en que las mujeres disminuyan su participación en la fuerza laboral remunerada pues cuentan con menos tiempo para su desarrollo personal y para el trabajo remunerado que los hombres (Perez, 2019). El tiempo desproporcional dedicado a labores de cuidado implica que tendrán menos tiempo para asegurar fuentes de ingreso, poniendo en riesgo su autonomía financiera y posiblemente su autonomía física, debido a su dependencia de otros para su subsistencia. Esta dependencia está en la base de la violencia de género, por generar una relación de poder entre hombres y mujeres. Además, la labor de cuidado involucra una carga emocional adicional en la preparación y planeación de las responsabilidades, que resulta en mayor desgaste y sobrecarga. 

Esta problemática ataca a toda la población colombiana que debe convivir con más de una persona dentro de su casa, por ser una sociedad machista y conservadora. Aunque las mujeres son las más afectadas, las(os) jóvenes, niños, niñas y adolescentes también se ven involucradas(os). Enseñarle a esta población la división equitativa de las labores de cuidado desde temprano podría evitar que este comportamiento se repita en el futuro. Del mismo modo, las adultas mayores se ven envueltas en esta problemática, puesto que, por ser mujeres, también se espera que sean ellas quienes realicen la mayoría de estas labores. Por último, esta situación afecta significativamente a las personas cuidadoras, ya que este trabajo suele no ser remunerado, y cuando lo es, no es bien pago en Colombia. 

Visibilizar las labores de cuidado como tareas esenciales para nuestra subsistencia como sociedad, negar el estereotipo de que esta tarea sea natural de las mujeres, y atacar a las diferencias en la distribución de labores de cuidado nos permite superar los estereotipos que asignan roles específicos a hombres y mujeres, y es el primer paso para lograr la igualdad. Solo así se podrán superar las violaciones a los derechos humanos de las mujeres y darles mayores oportunidades de desarrollo personal y autonomía. Además, promover el concepto del cuidado es un insumo clave para definir qué tipo de sociedad queremos ser. 

Teniendo esto en cuenta, en el 2020, Despacio invitó a sus seguidoras(es) a contestar un sondeo virtual sobre la distribución de las labores de cuidado en sus casas. Esto para comprender mejor cuáles eran las dinámicas que se tenían en los hogares con respecto a este tema y cuál era la percepción de inequidad por parte de las(os) contestantes.  

En el sondeo participaron 109 personas, de las cuales el 83% son mujeres y 17% hombres. El rango de edad más común fue de 26 a 35 años seguido por de 36 a 45 años. La mayoría de las personas son de estrato 4 (32%), seguido por estrato 5 (28%), y 6 (21%). El resto de las personas son de estrato 1, 2 y 3. Con respecto a las personas con las que vive, la mayoría de las(os) participantes viven con otras personas de su familia y/o con otras personas de su familia incluyendo niñas(os). La mayoría de las personas no tienen a nadie a cargo (61%), 22% tienen una persona a cargo, 11% dos personas, 6% tres y 1% cuatro. 

La mayoría de las personas consideran que la responsabilidad de las labores de cuidado es compartida entre las(os) habitantes de la casa. Tres mujeres contestaron que la responsabilidad es de las mujeres (dos mujeres de 26 a 35 años y una de 56 a 65 años) y una mujer (de más de 65 años) contestó que es de la empleada doméstica. En este sentido, los resultados muestran que dentro de esta población existe una diferencia de género con respecto a este tema, pues ningún hombre considera que la responsabilidad es ni de las mujeres ni de las empleadas domésticas. No obstante, es probable que este sea el resultado de un sesgo por estrato, lo que podría significar que las personas con mejor acceso a educación tienden a tener una percepción más equitativa frente a este tema. Con respecto a las mujeres, se presentan dos rangos de edades en los que se considera que estas labores son responsabilidad de las mujeres y/o la empleada doméstica (26-35 años y mayores de 56 años). Esto limita la idea que se suele tener con respecto a que las personas mayores son quienes mantienen la perspectiva de los roles de género tradicionales, puesto que también existen personas jóvenes que también la mantienen.  

Por otra parte, también se preguntó sobre la percepción del tiempo invertido en labores de cuidado con relación al tiempo que cada persona considera que le corresponde invertir. La mayoría consideran que hacen lo que les corresponde, seguido por aquellas que piensan que hacen más de lo que les corresponde, siendo esta última percepción más frecuente en las mujeres. También se puede ver que la mayoría de los hombres piensan que hacen lo que les corresponde o hacen menos de lo que les corresponde. Y la mayoría de las personas que consideran que hacen mucho más de lo que les corresponde son mujeres. Cabe resaltar que la totalidad de estas mujeres tienen entre 56 y 65 años.

Seguido a esto, se preguntó sobre las estrategias que implementaban en sus casas para dividirse las labores de cuidado. El 41% contestó que llegan a un acuerdo y se las distribuyen equitativamenteCada uno lo va haciendo según ve la necesidad fue la segunda respuesta más frecuente. Resulta importante resaltar que todo lo hago yo fue una respuesta seleccionada únicamente por mujeres.  

Sin embargo, al cruzar estas dos preguntas se encontraron resultados interesantes. Por una parte, aunque el 41% de las(os) participantes afirmó tener una estrategia que les permitía dividirse las tareas equitativamente, en la figura de abajo se puede ver que estas mismas personas contestaron muy distinto con respecto a la cantidad de labores de cuidado que hacían. Se esperaría que las personas que contestaron que tenían una estrategia, en la siguiente pregunta contestarían que hacían lo que les correspondía. No obstante, un gran porcentaje contestó que hacía más o mucho más de lo que les correspondía y otro gran porcentaje que hacían más o mucho menos de lo que les correspondía. Por ende, el hecho de llegar a un acuerdo y dividirse las tareas equitativamente no implica necesariamente que las personas perciban que la distribución es equitativa. 

Por otro lado, con respecto a las personas que dijeron que todo lo hacían ellas, consideran que hacen mucho más de lo que les corresponde. Importante resaltar que todas ellas son mujeres y en la siguiente pregunta contestaron que les gustaría que la distribución de labores fuera más equitativa.

En cuanto a las personas que contestaron que no llegaron a un acuerdo y que todo sale mal, es importante resaltar que piensan que hacen menos o mucho menos de lo que les corresponde. Se esperaría que las personas que no hayan llegado a un acuerdo y crean que todo sale mal fueran aquellas que consideran que hacen más o mucho más de lo que les corresponde. Pero, como se puede ver, no fue así. Esto podría indicar que estas personas tienen conciencia de que la distribución no es equitativa, incluso sabiendo que hacen menos de lo que les corresponde. Es relevante mencionar que estas dos personas que contestaron de esta forma son una mujer y un hombre menores de 30 años y que viven con una mujer de más de 45 años. 

Por último, se preguntó en el sondeo si le gustaría que las labores de cuidado de su casa estuvieran distribuidas de manera más equitativa, a lo que la mayoría contestó que sí (72%). Adicionalmente, al 62% le gustaría recibir información o estrategias para dividir de manera más equitativa las labores de cuidado en su casa.  

¿Qué cree usted que podría ser útil para que las labores de cuidado de su casa estuvieran distribuidas de forma más equitativa? El equipo de Despacio ha estado trabajando en una posible respuesta y actualmente está desarrollando una herramienta que apoyará a las familias para dividirse de forma más equitativa las labores de cuidado. Esté atenta(o) a nuestras redes sociales para conocerla. 


  • Leanin. (2020). Women are maxing out and burning out during COVID-19. Retrieved March 30, 2021, from https://leanin.org/article/womens-workload-and-burnout 
  • Ministerio de Salud. (2020). El equilibrio de las labores del hogar en época de cuarentena. Retrieved March 17, 2021, from https://www.minsalud.gov.co/Paginas/El-equilibrio-de-las-labores-del-hogar-en-epoca-de-cuarentena.aspx 
  • OMEG. (2019). Estadísticas: Número promedio de horas a la semana dedicadas por mujeres y por hombres a actividades domésticas no remuneradas. Retrieved March 17, 2021, from http://omeg.sdmujer.gov.co/index.php/home/estadisticas 
  • Perez, C. C. (2019). Invisible Women: Exposing Data Bias in a World Designed for Men (UK Edition). Random House. 

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