MovilidadTransporte sostenible

Desarrollando conocimiento sobre movilidad sostenible en tres ciudades colombianas

Nuestras ciudades están inundadas de tráfico debido al creciente número de vehículos motorizados en ellas. Eso está pasando en Barranquilla, que tiene un crecimiento anual del parque automotor de 3,40%; en Bucaramanga, con un 60% de vehículos motorizados (motos y automóviles); y en Pasto, con una partición modal del 14% de automóviles y 21% de motos. Cada una de estas ciudades tiene una baja participación de transporte no motorizado, de tan solo el 30% (Barranquilla), 20% (Bucaramanga), y 40% (Pasto). El modo de transporte no motorizado más utilizado es el viaje a pie, y la bicicleta solo cuenta con una participación máxima del 3% en estas tres ciudades. Por ello, para mejorar la movilidad en las ciudades, es importante promover e incentivar el uso de de transporte no motorizado.

GIZ, bajo su proyecto sombrilla DKTI, contrató a Despacio para realizar una construcción de capacidades en estas tres ciudades, con el fin de fortalecer las capacidades institucionales en temas como movilidad activa, gestión de la demanda, y género y transporte. Despacio también tuvo la tarea de proponer un tramo con potencial de aumentar en 50% el volumen de transporte no motorizado en cada ciudad, así como una estrategia para aumentar en 50% el volumen de transporte no motorizado en ese tramo elegido de cada ciudad.

La idea general la esbozamos en un diagrama que busca resumir la idea a partir del esquema de “empujar y halar” que se ha propuesto en algunas discusiones de transporte sostenible, aunque esta vez incluyendo la idea de género.

Con este proyecto quisimos cumplir con tres objetivos grandes: 

  • Conocer mejor cómo podrían generarse mejores condiciones regulatorias y de promoción de transporte no motorizado y gestión de la demanda en las tres ciudades.
  • Capacitar a personas de gobierno y actores clave en esas tres ciudades.
  • Proponer ideas para incrementar sustancialmente el uso de la bicicleta y la caminata en un corredor elegido durante el proyecto.

Para el primer objetivo, realizamos una revisión de la documentación y regulaciones de gestión de la demanda y transporte activo. Con base en esa revisión y nuestras propias reflexiones sobre su aplicabilidad en el contexto de las tres ciudades, hicimos una sesión de capacitación complementada por un ejercicio con cada ciudad que resultó en propuestas concretas de políticas públicas de mejora de regulaciones (borradores de decretos, acuerdos y planes maestros).

En términos de construcción de capacidades, logramos capacitar a 360 personas que trabajan en temas relacionados con estos temas en las tres ciudades y una docena de personas de sus gobiernos. Aunque el objetivo de este proyecto nunca cambió, la emergencia de salud por COVID-19 nos hizo cambiar de planes. En un principio teníamos planeado viajar a cada una de las ciudades, y hacer talleres presenciales en cada una de ellas; nosotros con las personas de Movilidad y quienes estuvieran interesados. Desafortunadamente, con la pandemia no pudimos volar, y tuvimos que repensar la estrategia del curso. Era lógico hacerlo virtual, pero no queríamos que fuese una sesión de Zoom como las que tenemos todos los días.

Nuestra nueva estrategia de clases consistió en hacer las cosas más interactivas. Una semana antes de cada sesión, enviamos a los asistentes un video en el que les presentamos el tema correspondiente, charlado y con ejemplos. El día de la sesión, llegamos a discutir los temas que tratamos en los videos, a abrir debates, a aclarar dudas, y a que los representantes de cada ciudad se reunieran (con uno de nosotros) a hacer un ejercicio práctico relacionado con el contenido de cada clase. 

Después de introducirles a los conceptos generales de transporte sostenible, hablamos de los siguientes temas:

  • Cambio modal
  • Causas de la congestión 
  • Instrumentos de gestión de la demanda
  • Principios y parámetros de diseño de ciclo-infraestructura
  • Datos y monitoreo

Lo más interesante de los ejercicios fue la posibilidad de interactuar con los representantes de las ciudades, conocer los aciertos en políticas públicas y problemas locales, y que el intercambio de conocimientos y experiencias nos enriqueciera a todos.

Por ejemplo, Bucaramanga pudo hablar de su experiencia en la intervención en el Parque de los Niños.

Finalmente, en términos de la elección del corredor, se puso la teoría en la práctica en un ejercicio de diseño de intervención para la movilidad activa en un corredor en cada ciudad. Este corredor fue seleccionado en conjunto con el equipo de la ciudad, con base en los planes y proyectos ya vigentes y algunos criterios de idoneidad. Trabajando en conjunto, el equipo de Despacio y de cada ciudad analizó las características del corredor y las potenciales medidas que se podrían tomar para aumentar el uso de la bicicleta y la caminata. Esto resultó en avances en la concretización de los proyectos, ajustes a las proyecciones de diseño y en la identificación de acciones complementarias como políticas de estacionamiento.

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